Cogieron el avión muy contentos por la mañana y llegaron a Dublín sobre el mediodía, sin embargo el tiempo no les acompañó. Nada mas aterrizar empezó a llover. Pero allí es normal porque el clima de allí es bastante frío y húmedo, casi todos los días que estuvieron en Irlanda llovió.
Una vez llegaron un autocar les recogió para llevarlos a la casa donde pasarían su estancia durante una semana. Por las mañanas aprovechaban para comprar regalos para la familia o amigos, visitar museos como el de Historia Natural, donde pudieron ver un montón de animales disecados i ver el museo de Arte Contemporáneo que parece ser que no les gustó mucho porque en 10 minutos se lo habían recorrido entero.
También fueron a la Guinness, la fábrica de cerveza típica de Irlanda del fundador Arthur Guinness. En uno de esas mañanas, fueron a un gran parque en el cual pudieron observar y fotografiarse con la estatua del escritor Oscar Wilde. Por las tardes los alumnos iban a una escuela para mejorar su inglés, donde la mayor parte del tiempo jugaban en grupos i aprendían expresiones típicas. Cuando salían de la escuela, iban directamente a casa cogiendo el autobús unos 20 minutos, así llegaban a la hora de la cena, sobre las 7.
Una de las comidas más típicas de Dublín eran los sándwiches que les solían dar todos los días para comer acompañada con unas cuantas chocolatinas o galletas. Para cenar tomaban una comida muy ligera y sana.
Algunas de las curiosidades de Irlanda son los enchufes, diferentes a los nuestros ya que tienen 3 puntas planas y conducen por la derecha.
A pesar de que fue una experiencia inolvidable y muy productiva, la mayoría estaban deseando volver a Barcelona para poder reencontrarse con sus familias, amigos y novios.
Eric Mondragón.
